Derechos reservados - año 1 - número 5

Indice

Escultura Africana

El Caballo en el Arte II

Cioran

¡Uy! La copa se rompió...

El Oboe

Fontanares del Jazz

Teatro Chino

El Taller de los Títeres

Wimpi

Pintura: R. Wullich

Tango: J. Burbridge

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Quienes Somos

 

Wimpi

 

LAS CONTESTACION DEL TAPE PAEZ

Nunca había probado, pero era tan chico que hubiese podido ordeñar sin agacharse.
Como no llegaba mas que hasta la mitad del catre, se acostaba unas noches de un lado y otras noches de otro para gastarlo parejo. Famoso.
Se llamaba Baudillo Paez. El tape Paez.


Era engreido y guapetón, pero siempre tenía que aguantar cosas que no le gustaban.
Una ocasión iba de a pié para lo de Gumersindo Cuello y, de repente, vió venir en su misma dirección a Susano Recalde. Mirándolo fijo venía el otro y el tape Paez, molesto, en cuanto lo enfrentó le dijo, todo encocorado:
--¡Por què me venias mirando, canejo?
Y le contestó el otro, tranquilo:
--Porque sinó, capaz que te piso.
Tantas contestaciones asi recibía el tape Paez, que un ddía resolvió a aplicarse en el aprendizaje de algunas para dar él , cuando lo amolasen con la cuestión de la estatura.
Y ya andaba adelantadazo en el asunto, cuando vá y se topa con Alipio Fagúndez que había salido envinado, un poco bastante, de los ramos generales de Visitación Camejo.
Y va y le pregunta, todo riéndose, Alipio al tape:
--¡Porque seras tan chico vos, eh? ¡Nunca abiriguaste?
Y el tape contestó:
--Porque yo no soy como vos, pué. Yo tengo un solo tata…

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FRIO EN LOMAS COLORADAS

Famoso el frio aquel. Para ordeñar a la vaca Regino Pardías tuvo que hacerle una fogata abajo, primero, cosa de “rredetirle” la leche, porque con el frio, la leche se le había empedernido a ella.
Pero frio, lo que se dice frio, hizo.
Para hacer la fogata debajo de la vaca Regino Pardías había andado juntando unas ramas secas, las acarreo, las acomodo y prendió fuego. Y a lo que el fuego empezó a arder un poco bastante ---¡cosa de no creer!--- la leña empezó a irse. Una para un lado, otra para el otro, las ramas, a lo loco, meta irse nomás. Que lo primero que pensó Regino fue que se las habrían embrujado.
Pero, después se supo.
Como Regino era medio corto de vista en vez de ramas había juntado víboras. Víboras que estaban heladas.
En cuantito con “el calor” volvieron en sí, se le mandaron a mudar.
No ordeñó.

 

Wimpi
El fogón del Viejo Varela
Editorial Freeland 1974